
El caso es llamativo, pero no por la magnitud, sino por la audacia involucrada. Y, lo más curioso, es que pudo hacerlo. Un agente penitenciario recibió un cheque por 500 pesos, le modificó el importe sobrescribiendo la cifra y el Banco Nación le pagó $ 48.851 pesos de una cuenta del Estado.
No hay ninguna trama compleja detrás, más que una lapicera y la pericia para sobrescribir un cheque. Todo salió perfecto hasta que alguien intentó averiguar por qué se había pagado esa cifra. Allí aparecieron los problemas, pero sobre todo para el Banco Nación. El caso llegó al punto que las autoridades de la entidad debieron pedir perdón y en junio devolverle el dinero que pagaron de más.
Es insólito por lo casero del fraude y la falta de control. Por eso, se ordenaron cambios en la forma de entregar y registrar los cheques oficiales en la cárcel y ahora, aseguran, los penitenciarios deben firmar una copia.
La adulteración del cheque fue detectada mucho después de que se hiciera el pago y por eso se inició una causa judicial y un expediente en Fiscalía de Estado.
El involucrado cobró en la Sucursal Ejército de los Andes del Banco Nación y, según consta en el expediente, desde este “reconocieron oralmente” el error. A la par también se inició una causa en la Justicia federal. Según el Tribunal de Cuentas, “existieron graves fallas de control interno que permitieron la adulteración del cheque cuyo monto original era de $ 500 y que fue cobrado por $ 48.851,34”. Entre otras cosas, se hicieron peritajes caligráficos para determinar la irregularidad.
El Banco de la Nación reconoció su error y el 6 de junio “reintegró la suma de $ 48.351 en concepto de devolución por el cheque que oportunamente fuera adulterado y que dicho banco hiciera efectivo erróneamente por no realizar los debidos controles que hubieran permitido detectar el ilícito”.
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